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Una mezcla de nacionalidades en campamento de refugiados en Tijuana

Una mezcla de nacionalidades en campamento de refugiados en Tijuana

📌 Desde territorio mexicano buscan presionar a los Estados Unidos

Adentrarse en el campamento improvisado que miles de personas que buscan asilo en los Estados Unidos montaron en Tijuana, permite confirmar que no se trata de un solo flujo migratorio, sino de una convergencia de poblaciones desplazadas (refugiados de facto) de distintos orígenes que han quedado atrapadas en esta ciudad fronteriza mexicana.

En las tiendas de campañas y carpas ubicadas en la zona de El Chaparral, a unos metros del cruce peatonal oeste entre México y los Estados Unidos (Pedwest Pedestrian Crossing), se encuentran en su mayoría salvadoreños, hondureños, guatemaltecos y haitianos. No obstante, otros grupos no tan numerosos de nicaragüenses, venezolanos, beliceños, cubanos, rusos e incluso de mexicanos, han tenido presencia en los casi cuatro meses que lleva funcionando este asentamiento.  

Durante una visita al campamento, en junio de 2021, varias personas migrantes dijeron no estar interesadas en solicitar la condición de refugiado(a) a México. Si bien algunas tienen Tarjeta de Visitante por Razones Humanitarias (TVRH), argumentan que las condiciones de inseguridad, violencia y económicas no son mucho mejores que en sus lugares de origen. Además, en el caso de algunos centroamericanos, persiste el temor de ser alcanzados por integrantes de las pandillas de las que vienen huyendo.

Según el Informe sobre las condiciones de estancia en el campamento de refugiados del Chaparral en la frontera de Tijuana de Dolores París y Juan Antonio del Monte, investigadores de El Colegio de la Frontera Norte, este asentamiento comenzó a formarse a mediados de febrero de 2021. Además de extranjeros detectaron la presencia de desplazados internos (mexicanos) que buscaban también asilo en la Unión Americana. Para marzo, de acuerdo con este estudio, se estimaba que había 300 familias o unas mil personas en el sitio, mientras que para la última semana de junio, autoridades municipales y periodistas reportaban ya unas 2,000 personas. En realidad, se trata de un número que no puede determinarse porque cambia de manera continua.

Tanto quienes están allí asentados como activistas que tienen oficinas en los alrededores, manifiestan que el movimiento es constante. Esto, porque algunas personas han logrado continuar sus trámites iniciados con anterioridad y cruzar a los Estados Unidos como peticionarios de asilo, a la vez que otras están cruzando de manera irregular y dan cuenta de que están del otro lado de la frontera por las redes sociales.

Si bien en estos meses han logrado organizarse en el campamento, las condiciones de vida son muy precarias. A pesar de los esfuerzos de las autoridades federales porque se muevan del lugar de manera pacífica y ofreciéndoles atención en albergues, los migrantes señalan que prefieren permanecer cerca del sitio donde pueden pedir asilo. Pero el temor de ser desalojados es latente ante la probable apertura total de la frontera una vez que termine de aplicarse la vacuna contra la Covid-19 que envió el gobierno estadounidense a México para inmunizar a la población más joven de Baja California.

 

Tijuana, B.C., junio de 2021. Un niño juega con su patineta mientras llega la hora de la comida / Foto: Continente móvil ®

 

El proceso de asilo

De acuerdo con el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS por sus siglas en inglés), una persona puede recibir el estatus de refugiado o asilado dependiendo de la localización y circunstancias. En su portal institucional explica que los refugiados “son personas que están fuera de sus países que no pueden o no están dispuestos a volver allí porque temen daños personales graves” y “puede solicitar que se le remita para estatus de refugiado solamente desde fuera de los Estados Unidos”.

En tanto, el asilo es una forma de protección disponible para las personas que satisfagan la definición de refugiado, sea que estén ya dentro de los Estados Unidos o pidan la admisión en un puerto de entrada (por ejemplo desde la frontera con México). Cabe señalar que para la solicitud de asilo no importa su lugar de origen o estatus de inmigración actual.

Según Migration Policy Institute (MPI) los buscadores de esta protección pueden presentar una solicitud de asilo afirmativa o defensiva. El proceso de asilo afirmativo se aplica a las personas que inicialmente presentan esta solicitud al Servicio de Ciudanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS), así como a los solicitantes que USCIS derive a la Oficina Ejecutiva de Revisión de Inmigración (EOIR).

El proceso de asilo defensivo se aplica a las personas que tienen procedimientos de remoción o deportación y comparecen ante la EOIR y a las personas que solicitan asilo en las fronteras y puntos de entrada de la Unión Americana.  

Lo que estuvo ocurriendo durante el gobierno de Donald Trump, es que a las personas que querían pedir asilo desde la frontera no se les permitía acceder al proceso inmediatamente. Se tenían que anotar en listas de espera con turnos que podían tomar meses y además se creó el programa MPP para que una vez iniciado su proceso, esperen del lado mexicano por sus citas con jueces y no dentro de territorio estadounidense [Para conocer más del MPP visita ➡️ 5 cosas del programa Remain in Mexico que debes saber].

Como agravante, tanto las listas de espera como el MPP quedaron suspendidos desde marzo de 2020 por la pandemia, dejando a los peticionarios de asilo y potenciales solicitantes en un limbo dentro de México. Desde la llegada de Joseph Biden al poder (enero de 2021) el programa MPP se derogó. Se empezaron a atender los casos de MPP que seguían activos, pero los casos de posibles nuevos peticionarios no han tenido cabida. A ello hay que sumar que miles de personas han estado siendo devueltas a México bajo el Título 42, referente a riesgos para la salud pública.

Los datos del refugio

Migration Policy Institute (MPI por sus siglas en inglés) señala en su portal de estadísticas frecuentemente requeridas que para el año fiscal 2021 el techo anual de personas aceptadas como refugiadas que dejó la administración Trump fue de 15 mil personas, esto es 3 mil menos del techo establecido para el año fiscal 2020 y la mitad de los 30 mil de límite que hubo en 2019.

A continuación, presentamos la distribución de los 10 principales países de origen de los refugiados admitidos en los Estados Unidos durante el año fiscal 2020.

 

 

La rutina al interior del campamento

Dentro del campamento improvisado se observan sectores de asentamiento delimitados. En una parte está la zona haitiana, donde los residentes hablan creole, francés y portugués, aunque algunos hablan español y fungen de intérpretes para comunicarse con los migrantes hispanohablantes, así como con los activistas, investigadores y donantes de alimentos (principalmente de los Estados Unidos) que llegan todos los días a este asentamiento.

En la zona central están principalmente los centroamericanos, mientras en las orillas ondean banderas LGBTI. Es importante destacar la presencia de decenas de niñas y niños de diferentes edades y nacionalidades que conviven, juegan y deambulan por los pasillos. En esta dinámica también intervienen pastores de diferentes iglesias que dan su servicio en distintos idiomas y con traducción simultánea.

Durante el recorrido se pudo constatar cómo es la organización. Además de las carpas existe una cocina comunitaria que está situada en un pasillo que atraviesa el campamento de norte a sur. Mientras hacíamos esta visita preparaban el desayuno: mujeres de diferentes nacionalidades alistaban las verduras, mientras algunos hombres llevaban garrafones con agua purificada y la comida faltante.

En ciertas carpas destacan carteles con mensajes pidiendo refugio y asilo; también hay letreros que identifican el área de cocina y los horarios de operación, áreas de peluquería y otros servicios, aunque el aspecto sanitario es deficiente: persiste un único baño portátil, por lo que las personas tienen que pagar alrededor de 10 pesos en comercios cercanos (unos 50 centavos de dólar) para usar los sanitarios.

Ante tales condiciones, es frecuente ver personas aseándose en la intemperie y otras trasladando botes con orina para tirarlos en las alcantarillas. La situación de hacinamiento es todavía mayor en la zona de los haitianos, quienes fueron reubicados por las autoridades a mediados de junio. Varios manifestaron sentirse discriminados, pues aseguran que en los procesos de asesoría para asilo que dan ciertas organizaciones se da preferencia a los centroamericanos.

 

Tijuana, B.C., Junio de 2021. Mujeres buscadoras de asilo se encargan de preparar los alimentos en la cocina comunitaria del campamento en El Chaparral /Foto: Continente móvil ®

Perspectivas

Los buscadores de asilo que permanecen en el campamento de El Chaparral en Tijuana tienen el propósito claro de ser admitidos por los Estados Unidos. Su ubicación es estratégica, pues los visibiliza mediáticamente y ello sirve como mecanismo de presión internacional.

Si bien el actual gobierno estadounidense ha sostenido diálogos con los gobiernos de México y de los países centroamericanos en busca de soluciones al tema, la realidad es que se trata de metas o propuestas de largo aliento frente a la desesperación de los buscadores de asilo que es acceder a protección internacional de forma inmediata.

Las palabras de decenas de haitianos que batallan para comunicarse en español, van al mismo punto: huir. “Yo tengo muchos amenazas por una mexicano, yo tengo una esposa mexicana” (sic) o “yo quiero hacer silo político” (sic).

Para México, atender los flujos de tránsito de los buscadores de asilo implica replantear la política migratoria y las capacidades institucionales de las dependencias involucradas en la atención.

Es necesario llegar a políticas que creen valor público, no solo desde una visión nacional, sino desde el ámbito supranacional. Al final es necesario mantener una política humanista, más allá del enfoque de la securitización que ha primado en los últimos tiempos.


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